lunes, 4 de noviembre de 2013

Olvidado.

Domingo. Dulce y asqueroso Domingo. No me gustan, nunca me han gustado, ni siquiera cuando te quería.

Han pasado dos meses, quizá tres, ya no quiero ni llevar la cuenta, y no es que no quiera llevarla, sino que a veces ni me acuerdo. 

Te quise no lo voy a negar, pero tampoco voy admitir que te quiero, porque no te quiero, ya no. 

Me equivoque contigo, me equivoque demasiado, llegue a creer que yo era el error, llegue a creer que todo lo hacia mal. Llegue a quererte, llegue a quererte y mucho, me decías que yo era especial, algo distinto y te creí, aunque tu siempre ponías en duda mi palabra.

Si, era celosa, muy celosa, y tu, tu te hacías llamar sincero, tu decías que siempre llevabas la verdad por delante, y me pregunté durante mucho tiempo, que verdad era esa. 

Te explique mil y una veces lo que sentía, lo que te pedía, tu te enfadabas, me gritabas y me decías que dabas mucho mas de lo que yo misma daba y otra vez mas, me culpe.

Cada momento era un problema, si las cosas se hacían a tu manera entonces todo era perfecto, cuando no era a tu manera, todo eran problemas. 

Te cansaste, me cansé. No hubo despedida, solamente odio.

Domingo 3 de Noviembre. 

Me viste. Te vi. También la vi a ella. Un retortijón recorrió mi cuerpo, desde los pies hasta la cabeza, no se explicarte ni que sentí, solo se que sentí, sentí el darme cuenta de que ya no te quería, de que tu eras otra persona distinta a la que yo conocí, me vine abajo, no me avergüenzo, me vine abajo para poder saltar hasta arriba, saltándome tu escalón.

Créeme cuando te digo que ya no te quiero, no te odio, no te siento.

Te olvidaré. Créeme. 

Aquí. En este mismo instante. Ahora. Para siempre.


Olvidado.

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